CIUDAD DE MÉXICO, (apro).- El violinista alemán David Garrett se presentó el martes por primera vez en el Palacio de Bellas Artes, donde logró encantar al público durante una velada de casi dos horas.

Garrett salió junto al pianista francés Julien Quentin cerca de las 20:11 horas, portando su inseparable Stradivarius “A. Busch” de 1716, mismo que hizo relucir ante su audiencia que se le entregó de principio a fin.

Con la Sonata para violín y piano en La mayor, de César Franck (1822-1890), arrancó este recital clásico que rápidamente atrapó a las almas que aplaudían entre cada ejecución del joven violinista.

Vestido de manera sencilla (saco y jeans negros, abajo una playera), Garrett capturó las emociones tras desprender un repertorio de Pablo de Sarasate (1844-1908), con Romanza andaluza Opus 22/1, además de Antonin Dvořák (1841-1904), con Humoresque en Sol bemol Op. 101/7. En Marcha de la ópera (El amor por tres naranjas; Opus 33a), de Sergei Prokofiev (1891-1953), dejó ver su sentido del humor y carisma sobre el escenario, más allá de su calidad interpretativa.

El público guardó la seriedad y respeto del máximo foro cultural del país, mientras el músico guiñaba el ojo y sonreía por la calurosa recepción entre aplausos y gritos de “¡Bravo!”.

David Garrett demostró su agilidad en la velocidad y cambios de ritmos, haciendo vibrar su Stradivarius con Csárdás, de Vittorio Monti (1868-1922); La Capricieuse (Opus 17), de Edward Elgar (1857-1934); Polonesa en Re mayor (Opus 4) de Henryk Wieniawski (1835-1880), amén de Variaciones sobre un tema de Corelli, en el estilo de Tartini, de Fritz Kreisler (1875-1962).

Llegó así el fabuloso Vuelo del abejorro, de N. Rimski-Kórsakov, para acercarse el final con La Ronde des Lutins (La ronda de los duendes; Opus 25), de Antonio Bazzini (1818-1897). Cuando sus fans clamaban alguna pieza de Paganini (1782-1840), Garret concedió una sonata más que hizo que el Palacio de Bellas Artes se le rindiera al violinista teutón.

David Garrett celebró su 25 aniversario como músico en el 2016, después de haber levantado su primer violín a la tierna edad de cuatro años, y durante estos últimos años ha ofrecido exitosas presentaciones coronando su carrera, entre las que le “ha enorgullecido haber logrado cinco fechas en el Palacio de Bellas Artes”, según declaró sonriente a la agencia Apro.